«¿Si empezamos el lunes cuándo tendremos clientes solicitando el servicio?»
Entender que las marcas necesitan resultados es importante, pero hay que ser sinceros sobre la construcción de un discurso fluido, que se sepa inmiscuir en la cotidianidad de las redes de los usuarios, proponiendo una conversación que genere confianza, y este es un proceso que toma tiempo.
Vea a las redes desde las mismas etapas que puede tener el contacto con una persona que tal vez pase a convertirse en su mejor amigo y confidente. Usted la primera semana de conocerlo no permite que le abra la nevera de la casa o que cuente con pijama en su armario.
La confianza radica en tener un discurso coherente con ese primer guiño que hace desde una foto en Instagram, un artículo en el blog, un video en Facebook o un canal en Youtube. Observe bien las palabras clave de lo que promete: entrega inmediata, servicio personalizado, calidad, exclusividad, (pilas que no son términos paisaje, el usuario se los toma en serio). Así que no los tenga solo como palabras clave para el SEO. Y ni hablar del concepto que comunica: divertido, descomplicado, fashion, urbano, local, tolerante, ecológico, artesanal, industrial…
Esto lo puede comunicar la estética de una fotografía; desde sus filtros, composición, dirección de arte, tipo de modelos, escenarios, copys que le acompañan y planos que la registran. Todo comunica.
El otro factor, aparte de las publicaciones, son las interacciones con los usuarios: las respuestas, comentarios y acciones que desde la marca se hacen, tanto en los espacios que corresponden a ella, como en el de los mismos usuarios: si usted también sigue gente, no le dé miedo comentarle alguna situación que considere se relacione con el concepto que usted maneja.
El e-mail marketing es ese viejo recurso que aún funciona: es el recorderis que exige dar información de valor a quienes quisieron seguir en contacto, es hacer curaduría de contenidos sobre el sector al que pertenece la marca y que el público aprenda a través de esta. Es una ola en medio del océano de información que recibe a diario una bandeja de entrada, pero con un buen título copy (con uso de emojis) puede salir de ese paisaje.
Como toda relación, después de la conquista, hay que hacerle «mantenimiento» y esto solo se logra cuando conozco lo que mueve en el momento a la otra persona: por eso la oportunidad surge de la investigación emocional de su audiencia. Trate de sacar una serie de conceptos emocionales, esos puntos de encuentro que tienen los seguidores: sea la familia, los hijos, el amor, los viajes, los estudios, la espiritualidad, la política… esto usted puede sacarlo de las fotos de portada de Facebook, de los últimos 10 tweets, de las historias destacadas en Instagram y las últimas 10 fotos que están en el timeline (aunque es importante ver la fecha, ahora muchos prefieren las historias antes que la foto fija).
Conocer es la palabra clave, y esto no se logra en un fin de semana: eso es lo irónico de las redes, el contacto es instantáneo, para esto funciona la publicidad; la fidelidad, en cambio, es un proceso, de ahí que las buenas historias sean las que funcionan cuando este es su objetivo.
Los planes de contenido adaptados a las estrategias de comunicación deben contar con temporadas, donde se desarrollen discursos con variaciones en los formatos, las interacciones y los protagonistas (en cuanto a productos y servicios), de alguna manera los generadores de contenido se convierten en los guionistas de las historias que contarán las marcas en determinados momentos del año, guiados siempre por las tendencias, de ahí que no funcionen aquellos que hablan de planes a largo plazo; pueden pecar por no estar a tono con el momento.
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