Hace unos años el storytelling se le atribuía a marcas comerciales: el desarrollo de una narrativa anecdótica, de experiencia, con historias humanas, atraía a audiencias que veían más allá de un anuncio publicitario lo que se ofrecía con productos o servicios.
Casi que intuitivamente, cada uno de nosotros hacemos a través de las historias de Instagram, Facebook y hasta Whatsapp (quienes se le midan a esta última plataforma) un ejercicio de contar una parte de nuestra vida cotidiana al público que nos sigue.
Como siempre lo hago, aludo a la oportunidad y responsabilidad que existe cuando generamos dicho contenido: cómo me ven, qué comunico, qué emoción es protagonista en mis discursos, ¿soy consciente de quiénes pueden llegar a mis historias? Entiéndase conocidos, perfiles profesionales, gente nada qué ver, o colegas (incluidos jefes y clientes).
Las historias tienen una mayor lectura y consumo que las fotos publicadas en el timeline, este último termina siendo un portafolio fijo de cómo usted ve el mundo; con qué filtros, quiénes suelen acompañarlo y sus temas más importantes: amistad, familia, paisajes, viajes, religión, espiritualidad, amor, hijos, negocios, entre otros. Así que reconocer los recursos narrativos que ofrecen las historias es un punto que usted puede traer a favor.
Manejar un manual de estilo en cuanto a filtros, tipografía (esta sí que comunica), tipos de gifs, resaltos de texto, temas para encuesta, temas para incentivar las preguntas y los hashtags que reunirán a las audiencias sobre una temática, son aspectos que pueden sumar a su discurso.
Así como en el storytelling la parte humana es clave (realmente en toda historia) entienda que este componente viene de usted y sus relaciones, de su forma de contar la cotidianidad en el trabajo, por ejemplo. Qué ve usted en un viaje, cómo registra sus experiencias, qué registro hace de lo que le divierte, le ofende (denuncia), cómo habla de su familia. Qué símbolos acompañan sus fotos y videos…
El storytelling pasó de ser construido a partir de un guion, a ser explorado desde múltiples miradas particulares. Por ejemplo, use el hashtag de su ciudad y podrá ver un sinnúmero de percepciones sobre esta, desde la postura del ciudadano y el rol que cumple en el momento: apreciar un atardecer, circular por las calles desde la bici, el carro o como peatón. Desde la comida, los detalles arquitectónicos, estéticas o discursos.
El tiempo de vigencia es otro factor que da una sensación de consumo inmediato a los usuarios, por eso aquellas historias que quiera destacar, es efectivo que se agrupen en un tema que sea importante para usted y que quiera relacionar con su marca personal.
Las historias son esas acciones que hicieron evolucionar al «qué estás pensando» de Facebook: ese estado que todos sus amigos leían, pasó a desarrollar «capítulos» más interesantes. Además la sensación con Instagram es móvil, de experiencia de consumo desde el celular, en comparación con la primera red de amigos.
¿Y las empresas qué?
El storytelling sigue siendo una narrativa interesante, cuida las estéticas y los componentes gráficos y humanos de la marca; pero para las comunicaciones internas, aquellas historias que generan los empleados alrededor de la ubicación o hashtags que tengan que ver con la marca, son un insumo que puede ayudar a rastrear percepciones e intereses de ese público objetivo, así se obtiene información valiosa para próximas campañas… en pocas palabras, no suponga qué le interesa al personal sino que vaya a la fija para identificar intereses que pueden tener una mejor difusión. En cuanto al público externo, ¡ni hablar! Es el momento de verdad sobre la percepción que tienen de los productos, experiencias y servicios.
Las historias desarrolladas para la marca deben tener un balance entre la aplicación de ADN corporativo y las estéticas populares entre los usuarios, es lo mismo que pasó con las fotografías, pasaron de tener una alta producción a manejar una factura más acorde con la cotidianidad de las redes sin ir en contra de una buena imagen y presentación del producto.
Contar historias es la acción por excelencia, entender que el lenguaje y las formas en que se desarrollan siguen evolucionando, es su naturaleza, y esto obliga a quienes generamos contenido a ser consumidores activos de estas nuevas narrativas.
3 comentarios sobre “Las historias de Instagram, una evolución más personal del storytelling”